Tato (Bryan Córdoba), 17 años, es un huérfano sin rumbo y un joven amante del rap. En compañía de sus amigos, Pitu (Joel Mosquera) de 18 años y la Crespa (Valeria Pérez) de 16, buscan resistir y encontrar una alternativa distinta a la violencia de su barrio, participando en batallas callejeras de improvisación. Tras un altercado con pandilleros de su barrio, Tato debe huir, su única opción es vivir con Octavio (Oscar Atehortúa), un abuelo, floricultor, al que no conoce, y quien desea heredar su tradición cultural campesina. Dos generaciones, dos modos de vida y una continua sensación de pérdida, muerte y soledad marcan la vida de Tato en su lucha por sobrevivir y encontrar su propia identidad.