Pierrette, costurera en Douala, cría sola a sus hijos y cuida de su madre. Está acostumbrada a vivir al día, pero aún tiene que sortear a algún que otro carterista y las inundaciones de su casa y su taller. Pierrette cose telas, manteniendo unido el tejido de su vida, mientras sus clientes le cuentan sus problemas.